BLOG LITERIO DE MARIO PÉREZ ANTOLÍN







domingo, 30 de diciembre de 2007

LA DECISIÓN

Si nunca te dejaron tomar una decisión
si siempre fuiste obediente
si eras el último en salir del trabajo
y el primero en entrar
si esperabas una recompensa
y te pegaron un puntapié
si tuviste miedo de reclamar
lo que nuestro derecho garantiza
si cuando diste una orden
no te hicieron caso
si la mujer de tu vida se fue
antes de que le declararas tu amor
si ya no estás dispuesto a cambiar
ten al menos valor
para en un final heroico
pegarte un tiro
demuestra que en el postrer momento
eres dueño de tus actos.

FUSIÓN DE CAJAS

El hecho de que las cajas de ahorro cuenten en nuestro país con una cuota importante del negocio financiero, introduce un plus de competitividad que redunda en beneficio del sistema en su conjunto. Si a esta contribución le añadimos la labor social que realizan, especialmente en su área de influencia, nos daremos cuenta de la nada desdeñable posición que ocupan, y deben seguir ocupando, en el modelo económico nacional y regional. Ahora bien, para que esto suceda es indispensable la modernización de sus sistemas de gestión, y la adaptación a los nuevos contextos internacionales; los cuales, como es bien sabido, pasan por un constante proceso de globalización y acumulación que hacen replantearse las tradicionales formas en que se organizaba este particular sector del mercado.
Al comparar estas tendencias con el entorno liliputiense de las cajas de ahorros de Castilla y León, uno no puede más que alarmarse ante el seguro reajuste que tendrá que producirse, si este viene liderado por el capital foráneo y responde a intereses ajenos a nuestra Comunidad. La alternativa no se plantea a favor o en contra de las fusiones, porque éstas son inevitables y beneficiosas para asumir proyectos de mayor envergadura, sino entre las entidades que asuman el riesgo de dirigir el proceso: Será endógeno, agrupando en una o dos, a lo sumo, el fraccionado panorama regional de las cajas, o será exógeno, y tendremos que ver como son absorbidas por alguna supercaja de otra Comunidad Autónoma.
Se trata de conseguir el tamaño eficiente con el que, mediante las oportunas economías de escala, poder asumir la financiación de iniciativas empresariales y de desarrollo imprescindibles para que nuestra región se coloque a la vanguardia del nuevo ciclo tecnológico. El argumento esgrimido por aquellos que se resisten a aceptar la tendencia selectiva y acumulativa de la competencia, según el cual, nuestra provincia perdería peso económico y capacidad de decisión, en el fondo esconde el temor a perder un instrumento a su servicio con el que consiguen influencia y reparten dádivas a sus clientelas o parentelas. Tal forma de afrontar nuestro futuro político y social demuestra una estrechez de miras sólo comparable con el provincianismo exasperante donde militan estos nuevos patricios locales.
Su juguete está a punto de cambiar de manos, les guste o no. Se acabaron las componendas y los tejemanejes que con tanto descaro utilizan para dirigir su parcelita de poder. Yo y otros muchos esperamos que con la próxima fusión de cajas consigamos, además de musculatura financiera capaz de sostener el crecimiento regional, una mayor solvencia y un compromiso social renovado. Es descorazonador que muchas empresas hoy tengan que salir fuera en busca de un crédito que haga viable su negocio. La prioridad de nuestros ahorros es crear riqueza, algo que no conseguiremos si estamos mal posicionados y mal dimensionados. En esto del dinero, el tamaño importa.

lunes, 24 de diciembre de 2007

TRISTES TRÓPICOS

Una orgía de manglares
y sebo de indígenas insomnes
atraviesa el horizonte
entre pasiones secretas
y corales marchitos.
Llevo una bandera púrpura
manchada con tinta de esqueletos.
He tenido fiebre cada vez
que pronunciaba tu nombre.
He untado de curare tus labios
para que morir de amor
sea algo más que una frase.
Y, ¿qué he recibido a cambio?
¿Cómo apagaste mi sed
y saciaste mi hambre?
¿Crees que me basta con
acercar mi cuerpo al tuyo
y soportar el voltaje
de un condenado a muerte?
¿Crees que es suficiente con
profanar los lirios pálidos
de tu pálida carne?
Te equivocas, no hay nada comparable
al deseo insatisfecho,
salvo el deseo de satisfacer
una promesa pendiente.

EL LIBRO PENDIENTE DE JUAN GELMAN

Este año el premio Cervantes ha recaído en uno de los poetas esenciales de la lengua castellana, digo lo de esencial no sólo por la importancia de su obra, que la tiene, sino especialmente porque la suya es una poesía que busca en la esencia del alma humana la dimensión de la palabra.
Juan Gelman estuvo en nuestra ciudad cuando recibió el premio Teresa de Ávila de las Letras, que fue el primer galardón literario importante que obtuvo en nuestro país. Después vendría el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, y ahora, el Cervantes. Parece que por una vez Ávila supo anticiparse al reconocimiento de un hombre universal cuya lucha por la dignidad le ha llevado a enfrentarse a las dictaduras y a reclamar la justicia de la memoria para los desaparecidos en Argentina. A él le tocó pagar un alto precio por la defensa de la libertad, soportando el dolor, que se filtra en sus versos, del asesinato de su hijo y el secuestro de su nieta.
Cuando coincidí con Gelman en el acto de entrega pude comprobar su grandeza al dedicar sus primeras palabras de reconocimiento al escritor que, aunque no le correspondió del mismo modo, compartió el galardón con él (el ser uno de los mejores poetas hispanoamericanos, y el que todos los poemas de su libro Citas lleven a Santa Teresa en el título eran méritos, según algunos, que como mucho justificaban un premio ex ecuo). Gestos así demuestran que en el autentico escritor crece antes la humildad que la egolatría.
Estos días he recibido numerosas llamadas de amigos que deseaban el libro de Gelman que el Ayuntamiento de Ávila tiene la obligación, según las bases, de publicar al ganador. Ciertamente de haber existido tal libro hoy tendríamos el honor, junto a la editorial Visor, de ser una de las pocas instituciones que cuentan en su catálogo de publicaciones con el último premio Cervantes. Ni que decir tiene que la edición se habría agotado inmediatamente y que estarían preparándose nuevas reimpresiones. Pero tal cosa no ha podido suceder por la negligencia de los responsables municipales que, incumpliendo el compromiso adquirido, acumulan un retraso inaceptable en la colección de libros Castillo Interior, donde debe recogerse una selección de la obra del escritor premiado. Junto a Juan Gelman, en la cola de espera están: Arrabal, Siles, Cremer y Clara Janés. Demasiados y demasiado buenos para someterlos a este inmerecido desprecio, que si algo socava, no es el prestigio de autores que se lo tienen bien ganado y merecido, sino la confianza en un Ayuntamiento que incumple la palabra dada sin importarle el descrédito de nuestro galardón literario más importante.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

SOPOR EN LA HORIZONTAL DEL UNIVERSO

La cigarra me sierra el cerebro
con sus tímbalos menudos,
la brisa enfría a ratos
el sudor que corre por la frente;
yo contemplo
estos campos exhaustos,
estas lomas que ondulan
la anatomía escuálida del terreno,
y una encina,
que como un faro entre tempestades
de trigo verde,
reclama la atención del celaje
y nos devuelve toda
la calma de la tarde.

RÉQUIEM POR UNA EMPRESA LLAMADA LEAR

Se cumplieron los peores pronósticos. La que fuera no hace mucho la mayor empresa de Ávila, en la que llegaron a trabajar hasta mil seiscientos trabajadores, ha anunciado su cierre definitivo para el mes de marzo. Esta noticia, no por esperada, resulta menos dolorosa; pues, por si alguien albergaba alguna duda, ahora queda diáfano como el agua de un manantial, que todo este montaje responde a un guión previamente pactado, donde unos aceptaban la decisión sin rechistar, a cambio de que los otros retrasasen el cerrojazo definitivo hasta después de las elecciones municipales.
Mientras los burócratas diseñaban un plan industrial virtual lleno de actuaciones teóricas que jamás se pondrán en práctica, la despiadada estrategia empresarial de una multinacional aconsejaba proceder a la deslocalización en busca de mercados laborales más baratos que permitan maximizar los beneficios sin la necesidad de aportes suplementarios de inversión en capital tecnológico.
Se podrá discutir si esto era o no inevitable, teniendo en cuenta las reglas que hoy imperan en el actual sistema económico globalizado, pero de lo que no hay duda, es de la hipocresía y la falacia que se ha utilizado en todo este asunto. Muchos nos preguntamos qué es lo que ha primado a la hora de tomar las decisiones: Reducir al mínimo los daños políticos colaterales o la defensa de los legítimos intereses de los empleados. Como siempre la cadena se rompe por el eslabón más débil, el de los asalariados. Resulta muy sospechoso, la forma gradual y por goteo con que la empresa se ha ido deshaciendo de su excedente laboral, ésta, viendo el proceso con la perspectiva que da el tiempo, respondía a una estrategia calculada en busca de dos objetivos: Que la opinión pública abulense asumiera sin alarma, en un primer momento, el mazazo que iba a suponer el desmantelamiento de su primera empresa industrial, y que las instituciones se fueran plegando sin ninguna resistencia a una decisión ya tomada.
En cualquier otro lugar, una agresión de esta magnitud hubiera puesto en pie de guerra a todas las instituciones públicas y privadas y, con ellas, a todos los ciudadanos. Por el contrario, estos escualos financieros han encontrado aquí una tierra abonada por la falta de espíritu reivindicativo de una clase política pusilánime y sumisa. Con este precedente, lo que asusta es lo que pueda suceder en el futuro, si nuevas empresas emulan este cierre incruento por el que tienen que pagar un precio ridículo, unido a la falta alarmante de políticas activas industriales en una ciudad que ve como sus jóvenes cualificados deben marcharse en busca de oportunidades laborales.
¿Qué pueden decir ahora aquéllos que cuando se produjeron los primeros despidos negaban lo que hoy es una triste realidad?
La mentira, como sabe algún político de esta tierra, tiene una corta vida.

viernes, 14 de diciembre de 2007

LAGUNA NEGRA

Una vez oí decir,
hace ya algún tiempo,
que el lago de la ciudad de Pushkar surgió
donde cayeron los pétalos de una flor de loto
que Brahma llevaba en sus manos.
Hoy, a la orilla de otra laguna,
a mucha distancia de aquella,
por fin comprendo el sentido último de la leyenda.
Nuestra tragedia consiste
en que cuando aparecimos sobre este planeta
las cosas ya estaban en su sitio,
y cuando nos marchemos,
apenas habrán cambiado.
El origen mitológico
pretende hacer del cosmos
un teatro de guiñol.
La destrucción apocalíptica
es la humana revancha
ante la certidumbre
de que hemos de abandonar el escenario
sin que haya finalizado la obra.

ENSEÑANZAS ARTÍSTICAS

Entre los objetivos inaplazables y prioritarios del consistorio abulense durante la actual legislatura debiera estar la consolidación y ampliación de los estudios artísticos. El primer paso se dio al crear, no sin muchas vacilaciones al principio, la Escuela de Música. Hoy la realidad ha demostrado a los agoreros que existe un número creciente de alumnos interesados en ampliar sus estudios musicales, y eso que las condiciones en las que se imparten las clases no son las óptimas. Lejos de quedar satisfechos con este tímido inicio, tendríamos que aprovechar la expectativa creada para ofrecer otra de las bellas artes al conocimiento de nuestros conciudadanos, demostrando que la etiqueta de ciudad cultural que algunos se empeñan en popularizar es algo más que un eslogan publicitario.
El siguiente hito en esta carrera de obstáculos, ya estaba casi erigido, pues la Escuela de Artes Plásticas contaba, antes de que tomara posesión el nuevo equipo de gobierno, con el lugar donde impartir las clases y con los profesores especialistas en las mismas. Todo estaba preparado para que comenzara el curso en octubre, a falta de contratar al Director. El incumplimiento de los plazos sería un fruslería si se debiera a un reajuste técnico sin más consecuencias, pero lo que hay detrás, y que el Alcalde no cuenta, es un mar de fondo, ligeramente picado, que ha conseguido soliviantar a muchos artistas de la ciudad, y que ha tenido como consecuencia la renuncia del que estaba llamado a encabezar este proyecto según las previsiones originarias. Reconducir la situación y comenzar las enseñanzas sin Director es una auténtica chapuza, impropia de un Ayuntamiento serio y profesional. Urge aclarar las cosas y consensuar un modelo que satisfaga a todas las partes implicadas en el proceso educativo, evitando que ninguna camarilla se apropie de una iniciativa pública.
Suelo ir a menudo al nuevo auditorio Miguel Delibes de Valladolid, donde se está programando un interesante repertorio de música sinfónica y de cámara. Nunca he visto completo su aforo, y eso que se trata de una ciudad de trescientos cincuenta mil habitantes que ostenta la capitalidad de la Región. ¿Se imaginan ustedes lo que puede pasar en el auditorio de nuestro Palacio de Congresos y Exposiciones, cuando se inaugure, si antes no hacemos una buena labor formativa de base que contribuya a crear al menos un público cultural?
En otras ocasiones, cuando existe el público, el interés y la afición, como es el caso del teatro, lo que falla estrepitosamente es la sensibilidad artística de nuestros gobernantes, los cuales, hace unos años, durante el mandato de Agustín Díaz de Mera, crearon una Escuela teatral que murió, o la dejaron morir, antes de que diera sus primeros frutos.
A quien corresponda: Ponga en funcionamiento las Escuelas, con la debida calidad, por el bien de sus paisanos; y porque algún día, no muy lejano, quizá se encuentre en disposición de aprender alguna cosa de provecho.

viernes, 7 de diciembre de 2007

LA PRIMERA NEVADA DEL AÑO

Los tejados se acolchan de satén blanco
entre el balanceo blando de los copos
y la gasa leve del cielo.
El mundo parece
hoy una fotografía en blanco y negro
dentro de una fea caja de zapatos.
No hay nada que perturbe nuestro sosiego;
el viento apenas sopla, el frío se templa,
los pasos se amortiguan.
Ninguna excusa nos impide arrojarnos
al vacío desde la ventana, salvo
que está nevando,
y es la primera vez que lo hace este año.

LAS DEHESAS DE ÁVILA

Las manos artríticas asoman sus dedos torcidos y nudosos entre los poros abiertos del zócalo, cubren su esqueleto con una piel coriácea de reptil tan reseca que parece el fondo de un pantano sin agua. La copa enjoyada de diminutas escamas verdes aguanta la escarcha y el cierzo, demostrando un aplomo casi mineral. Diseminadas por la penillanura, en una formación ahuecada y extensa, cruzan barrancos, saltan riscos, rodean crestones de cuarcita hasta que, de forma imperceptible y gradual, el porte se encoge, la comunidad se degrada, el árbol se convierte en matorral, y el matorral en nada.
Después vendrán las bolas de piedra; mamuts estáticos que reposan anclados en la corteza de un pan caliente recién horneado. No cayeron del cielo como los aerolitos, no surgen de la tierra como los hongos, estaban allí, los berruecos, resistiendo antes de que fueran desmanteladas por los meteoros las sucesivas capas de polvo y escoria que depositan las eras.
Este paisaje es el mejor ejemplo de cómo la acción antrópica puede modificar un ecosistema sin degradarlo ni destruirlo. Lo que ahora hemos convertido en un catálogo de buenas prácticas, y un modelo de desarrollo sostenible, resulta que durante cientos de años era para muchos ganaderos y agricultores abulenses un modo habitual de ganarse la vida respetando la riqueza ambiental de donde sacaban el sustento: Leña de encina o alcornoque obtenida de las ramas podadas; bellotas y pasto con los que criar a los cerdos y las vacas; caza que complementaba la dieta y permitía conseguir unos ingresos extraordinarios; y, en las zonas más ralas, el cultivo del cereal. Todo ello en perfecto equilibrio y con un hábitat disperso que fijaba la población, evitando el temido problema de la desertificación que hoy angustia a nuestras zonas rurales.
Durante largo tiempo, estas explotaciones extensivas contribuyeron a hacer de las dehesas de Ávila un enclave propicio donde ciertas formas culturales consiguieron crear una peculiar idiosincrasia, a pesar de su apariencia áspera y agreste. Hoy, después de ciertos cambios inevitables, estos parajes siguen siendo el mejor ejemplo, quizás, de cómo tradición y modernidad deben de imbricarse con el fin de conservar la biodiversidad en entornos correctamente humanizados.
Esperemos que la urbanización descontrolada, el desarrollismo extremo, o el ocio exclusivista, no acaben con lo que todavía en la actualidad es parte de nuestras señas de identidad, y un tesoro natural de incalculable valor.

lunes, 3 de diciembre de 2007

SONIDOS

Me crece en el pecho el fragor
de los planetas destruyéndose,
la rabia de los perros despedazándose,
el silencio antártico de tu voz.
En el alma me dejas un murmullo
que se desvanece en una queja improbable.
Te deseo y te grito.
Hago percutir los huesos quebradizos
innecesariamente tuyos y no míos.
El estridor de insectos metálicos
perfora la garganta, por la que salen,
sílaba tras sílaba, las palabras
que se intercambian los amantes clandestinos.
Todo es anterior a la voz,
cercano a la fricción de dos pieles en contacto
y posterior a la vibración irreverente de las llamas.
Paseo por la campiña y al escuchar
la calma sosa de las majadas y los bosques,
tiemblo, porque a mí me llega también,
como en una interferencia telefónica,
el mugido sumiso de las reses degolladas,
el crujido seco de los árboles talados.

ROTONDAS ESCULTÓRICAS

Considerar la escultura como un simple adorno o aderezo que complementa el mobiliario urbano demuestra la estrechez de miras del que tal cosa defiende. Cualquier manifestación artística entabla un dialogo provechoso con su entorno, formando un conjunto en constante tensión que modifica el reconocimiento y la valoración de ambos.
Después de dar un breve paseo por nuestra ciudad, uno tiene la sensación de que, no sabiendo muy bien que hacer con sus esculturas, el Ayuntamiento ha decidido diseminarlas, a la buena de Dios, en unos lugares totalmente inapropiados para que no molesten demasiado. Se necesita tranquilidad, contemplación, cercanía, a la hora de deleitarse con una obra de arte, y nada de ello es posible encontrarlo en el tráfago que rodea las rotondas. Resulta, cuando menos, extraño, que una ciudad patrimonio de la humanidad que ha hecho de la peatonalización de su casco histórico un objetivo prioritario, decida colocar sus esculturas fundamentalmente en las principales arterias del tráfico rodado. Dislates de este tenor, son, por desgracia frecuentes en nuestra ciudad, y demuestran, siendo bien pensado, la falta de sensibilidad estética de quienes gestionan la cultura igual que la planta de saldos de unos grandes almacenes.
Tratándose de arte, la calidad no se mide en metros, por lo que no debiéramos permitir que siempre el gigantismo condicione la ubicación. Hay plazas recoletas y rincones apacibles donde una pequeña estatua puede realzar inopinadamente los atributos urbanísticos de un paraje. Por el contrario, algunas veces, una propuesta absurda puede convertirse en una afrenta y un puñetazo de mal gusto en la parte más sensible de nuestro espíritu; no quisiera dar ejemplos, pero no me resisto a señalar con mi dedo acusador la torpe reproducción, a manera de enorme souvenir, de una figura zoomorfa que decora, como no, una rotonda de la zona sur de la ciudad.
En otras ocasiones hay espacios centrales y significativos de Ávila que están pidiendo a gritos una instalación escultórica, tanto más necesaria, cuanto que una reciente remodelación ha despejado de obstáculos las perspectivas visuales, y que, por no se sabe que extraña razón, nadie toma la decisión apropiada. Me refiero a la Plaza del Mercado Chico que después de la peatonalización y de estrenar un nuevo pavimento ha quedado en condiciones inmejorables para que un gran escultor contemporáneo utilice nuestra ágora como escenario donde mostrar su talento.
Y puestos a pedir, me atrevo a lanzar la siguiente sugerencia; que el motivo representado sea un homenaje a Tomás Luís de Victoria, cumbre de la polifonía renacentista y precursor del lenguaje musical barroco. Justo es que si Santa Teresa tiene El Grande, nuestro músico más eximio tenga el chico, pues, no por casualidad, son los mejores embajadores culturales de Ávila en el mundo.