BLOG LITERIO DE MARIO PÉREZ ANTOLÍN







martes, 26 de febrero de 2008

PONDRÉ TU NOMBRE A UNA ESTRELLA

Si querías amor,
amor tendrás hasta el desmayo.
Si buscabas complicidad,
pondré mi mente a tu servicio.
Si consideras excesivo que te idolatre,
haber escogido otro amante.
Si esperabas un flirteo,
te ofreceré un idilio.
No encontrarás cercanía,
ni cariño,
ni tranquilidad conmigo.
Cuando quieras una tregua,
redoblaré mi acometida.
Cuando me digas basta,
entenderé que siga.
Incluso vacíos por el esfuerzo,
seguiremos haciendo el amor con la mirada.
Cada vez que te vayas,
me dejarás un rastro de flores carnívoras
entre las sábanas seminales de nuestra alianza.
Y no tendrá final,
nuestra historia de amor
se expande con el universo.

A CERRAR EL GRIFO

De entre todas las decisiones que hay que tomar durante el proceso de fundación de una ciudad, quizás ninguna condicione tanto las actuaciones futuras, como su emplazamiento. Desde luego, dando un repaso somero a esta circunstancia, nos encontramos con que no siempre el lugar escogido ha satisfecho de la mejor manera las necesidades perentorias y básicas de una población que tiene intención de perdurar en ese ambiente. Aunque hay ejemplos de adaptación a situaciones ambientales extremas que se han saldado con éxito, por lo común se tiende a enfatizar, entre los muchos parámetros a tener en cuenta, el suministro y aprovisionamiento de los recursos que se consideran vitales para garantizar la supervivencia de la comunidad, uno de los cuales, el agua, representa la máxima prioridad en cualquier modelo de planificación urbana sostenible.
Claro que, para ser precisos, conviene destacar el comportamiento dinámico de esta variable sometida a lo largo del tiempo a innumerables cambios que pueden dar al traste, si no tomamos las medidas oportunas, con las garantías iniciales. Lo que demostró ser suficiente durante años, puede que, por un aumento de la población o por una reducción del aporte hídrico, hoy sea insuficiente para permitir el funcionamiento de todos los usos que dependen, en mayor o menor medida, del agua en sus distintas fases y modalidades de consumo.
Parece mentira que, después de todos los Planes Generales de Ordenación que se ha aprobado, después de todas las inversiones realizadas en diferentes infraestructuras del ciclo del agua, la única manera que tiene el Ayuntamiento de afrontar un periodo de sequía de carácter cíclico sean las restricciones del abastecimiento. Este tipo de medidas extremas son el reconocimiento implícito de un fracaso estrepitoso en la gestión del agua, porque si hay algo que debe garantizar la Administración Local, sin que quepan escusas ni retrasos, es el suministro de agua y de electricidad. Es lo mínimo que se le puede exigir al que pide nuestra confianza cada cuatro años para dirigir la política de nuestra ciudad.
Que yo sepa, este problema no es nuevo. En mi primer año de residencia en Ávila ya tuve que soportar los cortes diarios de agua. Han pasado más de quince años y volvemos a las mismas. Mientras tanto qué han hecho nuestros técnicos y gobernantes para solucionar esta crisis. A lo que se ve, nada de nada. Las opciones son diversas: aprovechamiento de acuíferos, recrecimiento de presas, nuevos embalses, otras captaciones superficiales, mejoras en la red de distribución, campañas de ahorro, etc. Pero, de entre todas, la elegida ha sido, según se desprende del anuncio del Teniente de Alcalde, la más cómoda para el que tiene que gestionar y la más molesta para el que tiene que consumir; cerrar el grifo hasta que empiecen las lluvias.

sábado, 16 de febrero de 2008

LA DIVA

Tantas veces he representado
la muerte de las heroínas
sobre las tablas de un escenario
- en Otelo, víctima de unos celos obsesivos;
en Tosca, arrojándome al Tíber por amor;
en Rigoletto, herida por el dardo de la venganza paterna -
que llegará la mía,
y esperaré los aplausos del público
para levantarme, saludar,
y recoger las flores negras
que depositen sobre mi féretro.

LA CARRETERA DE LA DISCORDIA

Últimamente vemos con demasiada frecuencia que, a la hora de diseñar determinadas infraestructuras en nuestra provincia, entran en conflicto dos tendencias antagónicas, igual de perniciosas, según mi opinión, para un desarrollo territorial equilibrado. Por un lado, prolifera el ambientalismo idealista que rechaza cualquier acción productiva que estropee el vergel primigenio en estado puro; en el otro extremo, se sitúa la depredación desarrollista capaz de sacrificar los valores naturales que no engorden la cuenta de resultados.
A los que tales posturas defienden habría que decirles que, cuando los argumentos se llevan al extremo y las ideas se encapsulan para ser administradas en rígidas dosis, hasta las mejores intenciones se convierten en un despropósito. La evaluación de impacto ambiental que surgió como un instrumento que midiese el efecto de las intervenciones humanas sobre la biocenosis y la litosfera, proponiendo, en su caso, las medidas correctoras más apropiadas, corre el riesgo de perder su rigor científico al acomodarse a los prejuicios de las partes en litigio como un documento adjunto en el trámite administrativo hecho a la carta en virtud de criterios finalistas.
Que a los pueblos de Ávila no les sobran oportunidades, es un hecho incuestionable; y que muchas veces tenemos que luchar contra nosotros mismos para sacarlos del atraso, es igualmente cierto. Si no, que se lo pregunten a los candeledanos, hartos ya de los innumerables e injustificados retrasos que postergan la construcción de una carretera, a todas luces necesaria y compatible con los valores paisajísticos del entorno. Costó muchos años que la Junta retomara un proyecto que al parecer se inició con errores en su tramitación. Ahora, que debieran empezar a trabajar las máquinas, nuevamente, los que quizás desconocen que en una matriz de impacto ambiental se ponderan tanto los impactos negativos sobre los hábitats naturales, como las ventajas socio económicas, para llegar a una solución de compromiso integradora y equilibrada, nuevamente recurren a los tribunales con la intención de bloquear esta deseada carretera. Vamos, que no menos importancia se merece la persona que semanalmente tiene que ir al hospital de Ávila a recibir una determinada terapia, que cualquier endemismo en peligro de extinción. También formamos parte de la ecología, junto a las rocas, las plantas y los animales, las personas; esta perogrullada parece que se le escapa al activismo maximalista que practican algunos ecologistas. Pero, si este exceso de celo se puede justificar por la función de vigilancia que desempeñan estos grupos, lo que resulta inaceptable es que otro Ayuntamiento próximo, gobernado además por los socialistas, practique la insolidaridad y el sabotaje institucional, con tal, supongo, de sacar ventaja en la pugna por el liderazgo comarcal. Pues cuidado, que la vida es muy larga, y donde las dan las toman.

viernes, 8 de febrero de 2008

SE EQUIVOCÓ DE ASCENSOR

El final de una jornada de trabajo en la oficina
igual a cualquier otra.
Repasa los últimos informes,
recoge la cartera,
enfila el pasillo,
y pulsa el botón del ascensor.
Se abren las puertas con estrépito.
La rutina inmutable de todos los días.
Desciende los pisos del edificio
y en el tercero se detiene;
al instante se apaga la luz.
¿Cuánto durará la interrupción del suministro eléctrico?
Empieza a pensar
que tal vez no quede nadie que acuda a socorrerle.
Acciona la alarma, grita, patalea, enciende una cerilla.
Nada impide que el silencio se apodere del espacio
y la oscuridad del tiempo.
Le falta el aire,
apenas puede moverse en el angosto
nicho en que se ha convertido su recinto.
Intenta no perder los nervios.
No imaginaba que la claustrofobia
produjera este tipo de alucinaciones.
Por fin, escucha un golpe seco y atronador;
espera que sea el motor,
el chirriar de las poleas que anuncie la vuelta a la normalidad,
aunque se parece más a la tierra húmeda
arañando un cajón de madera.
Descubre algo tarde que lo entierran vivo,
y que el descenso de este ascensor
va directo al averno.

¿DÓNDE ESTÁ EL CENTRO LIBERAL EN ÁVILA?

Con la derrota sin paliativos de Alberto Ruiz Gallardón en el lance que sostiene, desde hace tiempo, con Esperanza Aguirre por la hegemonía del Partido Popular, queda claro, al menos por el momento, que esta pugna se decanta a favor de los neocon, a pesar de la alta valoración entre los votantes del Alcalde de Madrid. Lo cual demuestra que en política los pulsos se ganan cuando se tiene detrás el aparato del partido, siendo irrelevante el grado de popularidad o aceptación social que tenga cada uno de los aspirantes. Si éste fuera el criterio de selección, los candidatos a Presidente del Gobierno en estas elecciones generales por el PSOE y el PP serían María Teresa Fernández de la Vega y Alberto Ruiz Gallardón, respectivamente. En España la partidocracia sigue siendo el modelo imperante. Los votantes no elegimos al mejor candidato, tenemos que conformarnos con escoger entre varias listas cerradas que ni siquiera han sido confeccionadas por las bases del partido, sino por lo que Michels denominaba su oligarquía de hierro.
Pero, más allá de las escaramuzas para conseguir las mejores posiciones en la parrilla de salida de la carrera de obstáculos electoral, lo que está en juego en este vodevil es hacía dónde se inclinará la ideología dominante del principal partido de la oposición. Será el nuevo tradicionalismo sectario de derechas el que se imponga o, por el contrario, será el centro liberal reformista el que gane. Creo que todavía no se ha dado el jaque mate en esta partida donde, eso sí, los discípulos aventajados de Aznar llevan una cómoda ventaja.
Lo que sorprende, no obstante, cuando uno hace recuento de los apoyos con que cuenta cada bando, es que sea justo el grupo de Ávila, lugar, no olvidemos, fundacional del centrismo político, el que haga de ariete del sector ultra y se convierta en la guardia pretoriana de la ortodoxia conservadora. Seguramente la ingenuidad me lleva a preguntar: ¿Cómo es posible que toda esa base social que apoyó sin fisuras a Adolfo Suarez haya migrado hacia posiciones tan extremas? ¿Dónde están los herederos políticos y los vástagos de la UCD y del CDS? ¿Acaso, el que un dirigente provincial una su destino al del gran timonel, justifica esta deserción en masa, contraria a todas luces a las señas de identidad que marcaron nuestra reciente historia política? ¿Es posible que no se levante ninguna voz crítica, en público o en privado, que defienda las tesis de la moderación y el progreso frente al radicalismo ultramontano confesional?
De momento habrá que esperar a que la libertad pueda más que el miedo, y muchos se atrevan a decir, lo que hasta ahora sólo se atreven a pensar.

lunes, 4 de febrero de 2008

DOS CRUCES

Las dos cruces de Punta Rancuda
son de granito como la roca
de los acantilados gallegos.
Están mirando al mar como el faro
que guía de vuelta a los pesqueros,
y esperan recibir inmutables
el alma de nuevos argonautas
durante un día de temporal,
mientras las nubes apocalípticas
y el viento se adueñan de la costa,
y sólo las gaviotas arañan
el damasco negro de la noche.

LA INFLACIÓN

Parece que nuestra provincia se ha propuesto ocupar los primeros puestos del escalafón en una variada serie de estadísticas. Lo que pasa, es que, en algunos casos, ser de los primeros acarrea, según el tema de que se trate, serias desventajas comparativas. Nadie quiere encabezar una lista de morosos o de pobreza, en estas cuestiones todos quieren quedar los últimos, e incluso si es posible no aparecer.
Pues bien, a Ávila le cabe el dudoso honor de ocupar el cuarto puesto en la serie provincial que mide la inflación del año 2007, o lo que es lo mismo, somos uno de los lugares con los precios más altos de España, superamos la media nacional y regional; vamos, que aquí, en cuestión de carestía, estamos que nos salimos. Pagamos por lo mismo mucho más que en otros sitios, lo cual, sólo puede deberse a una circunstancia, que demandamos mucho y que se nos ofrece poco, salvo que existan acuerdos espurios para limitar la competencia en el mercado. Este indicador, aun siendo objetivamente malo dentro de unas perspectivas económicas razonables, podría amortiguarse si los abulenses contáramos con unos sueldos elevados o con una renta per cápita conspicua, pero, qué lástima, justo en estas dos variables coincide que estamos en los peores puestos.
Somos los primeros en lo malo y los últimos en lo bueno. Y uno se pregunta, ¿cómo pagamos este sobreprecio y soportamos esta merma lacerante en nuestro poder adquisitivo? Nadie lo sabe, debe ser uno de los enigmas que aún tiene que descifrar la parapsicología. Junto a esta aparente paradoja, se da un agravante que convierte la coyuntura en algo especialmente pernicioso para las familias de menos ingresos. Resulta que los artículos responsables de esta escalada son los de primera necesidad, los que son imposibles de soslayar. Cuando un abrigo de visón esta por las nubes, siempre tienes la opción de ignorarlo y comprar una trenca de paño, pero cuando se trata de una barra de pan, o un litro de leche, o la gasolina del depósito del automóvil, cuál es la alternativa. La única opción es apretarse el cinturón e ir capeando el temporal como se pueda.
Hasta ahora, vivir en Ávila compensaba, era verdad que se ganaba poco, pero la vida era barata y la calidad de los servicios públicos aceptable. En el año que terminó descubrimos que ese tópico no se ajusta totalmente a la realidad. La parte inicial del aserto si se cumple, seguimos disponiendo de unos magros ingresos, es en el final donde tenemos las dudas, vivir en Ávila empieza a resultar algo que sólo se pueden permitir unos pocos, y en cuanto al nivel de la sanidad, la educación, las residencias, mejor no entremos en profundidades porque a lo mejor descubrimos que no es oro todo lo que reluce.