BLOG LITERIO DE MARIO PÉREZ ANTOLÍN







viernes, 21 de diciembre de 2012


El oxígeno que nos permite vivir al mismo tiempo nos oxida y nos hace envejecer. Toda una declaración de intenciones resumida en una reacción química.

 

 

 
Pocas cosas tan sabias y difíciles como pasar inadvertidos cuando conviene. No hacer alarde de las propias virtudes es un reto para nuestro orgullo, un sacrificio para nuestra estima, una muestra de prudencia y la única manera de no caer en las redes de todos los enemigos que nos acechan. Si se quiere sacar partido, hay que dar pena y no envidia.